martes, 9 de abril de 2013

Maniquí, maniquí...



Era se una vez un maniquí, que con recortes de revistas le fueron confeccionados siete vestidos. 

Los lunes pintaba. Pintaba en el taller que tenia en la cabaña del acantilado. Como ir hasta ahí, era ya de por si una excursión, lo que mejor  le venía era enfundarse unos pantalones.

Lunes
El martes era día de negocios, clientes, visitas, propuestas y demás... Total que se plantaba allí donde fuese de punta en blanco.

Martes

Para la mañana de los miércoles, que era cuando iba al mercado a por provisiones se vestía con una falda volada y un top pegadito. Coqueta y colorida se pateaba la ciudad de aquí allá.

Miércoles
El jueves, día de reuniones y toma de importantes decisiones, era para vestir de rompe y rasga. Look niquelado. Sencillo, elegante y depurado.

Jueves 

Amanece el viernes y a medio día concluye la jornada laboral. No obstante el sol aun no se ha puesto y en el parque , junto al lago, tienen lugar las clases de baile: Salsa, Merengue, Chacha-cha ... ¡Luces, música y acción!

Viernes

La noche del sábado era su favorita. A veces teatro y a veces terraza, pero siempre con bailoteos de por medio. La clave reside en el vestido.

Sábado    
El domingo, maravilloso. Día familiar, de paseo, de arte y de cine. Entonces maniquí se viste ligera y fluye.

Domingo

Todo esta historia, es ficticia pero surge de una canción de Sara Montiel, una actriz y cante, que además de bella era ingeniosa, y que me gustaba mucho. Pues bien, esta, con una su canción maniquí  de la película El ultimo tango me ha inspirado para inventar esta historieta.

¡Y colorín colorado el cuento se ha acabado! 

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